miércoles, 25 de junio de 2008

Nazis en macetas

Ésto es lo que yo llamo amor al prójimo, ecologismo y sobre todo, respeto a la ortografía (aunque no sea el más adecuado para dar lecciones)

miércoles, 18 de junio de 2008

Llueve en Coñolamido

Desde la ventana hoy la lluvia que mojaba las aceras de Coñolamido, una ciudad pseudónima para no levantar quejas, denuncias y vilipendios de vecinos pertrechados de horcas y antorchas.

El lenguaje estaba cargado, como el tiempo de la calle, era un bochorno verbal. Junto al horrible calor de junio, las palabras de la calle se habián esfumado entre vaporosos delirios de excentricidad literaria. Y con las mismas, pensado en que narrar y a la vez, pensando en que hacer, como Lenin. Me acordé de un guariche de antaño, fosilizado en la esquina de una calle escondida de Coñolamido.

Pense en callejear, sortear los caniches de la decadente sociedad de Coñolamido hasta llevar mis decalcificados huesos hasta aquel antro. No tardé mucho en averiguar el camino correcto.

El antro seguía haciendo honor a su apodo "el guarro", hacía esquina en un edificio, frente a una manzana derruida, por el flanco izquierdo un ventanal hacia la calle que subía del río, quizá una antigua cloaca medieval.
La entrada miraba hacia el solar derruido, amarillo por el amianto de los edificios cercanos, sobre la puerta un escape de humos corroido.

Una vez dentro miré la plancha de la cocina, situada inmediatamente a la izquierda de la puerta, estaba sucia, no esperaba otra cosa, pedí un pincho moruno, carnes ensartadas en lo que parecia ser el hierro de un somier estirado. Sobre la plancha vertieron algo similar a aceite de motor usado y una vez caliente, mi moruno. La pila de platos descascarillados junto a un cubo de plástico con champiñones a medio hacer.

El suelo oculto bajo montañas de servilletas, pan, lomo y panceta a medio terminar. De vez en cuando una especie de subhumanos subía desde los baños excavados en el subsuelo para nutrirse de estos detritos.

Dos camereros feos, con camisas pasadas de moda desde hace 3 décadas, uno con bigote y pelo echao para atrás, y fijado con la espátula de la cocina, el otro con pelo rizado, sin bigote, sin dientes. Ambos eran personajes cañís, los mejores galanes de una película de Torrebruno, los camareros de Ortega y Pacheco.

Pagué 1,80 con un billete de 5, me devolvieron 8 con 80. Hize mi acto de humanidad y devolví 5. Me fui, fuera hacía ya sol en Coñolamido

viernes, 13 de junio de 2008

¿Apoyamos a los camioneros...

El petróleo subiendo...

Y cada vez llueve menos y hay más sequía...

Y los tomates ya no saben como antes, y ni siquiera están rojos...

¡Y Zapatero no hace nada! ¡HUELGA GENERAL YA CONTRA EL GOBIERNO TRAIDOR Y MENTIROSO!


...o nos movilizamos contra los verdaderos responsables?



¡...y otro día hablamos del petróleo!

domingo, 8 de junio de 2008

San Fermín apocalíptico (ruega por nosotros, I)


El próximo 8 de Julio (si no me fallan los cálculos hechos de memoria sin contar siquiera con los dedos (y para los quisquillosos, la fiesta empieza el 7 de Julio, pero continúa durante varios días)), se activará el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN europeo, enterrado a varios metros bajo las tierras suizas y francesas. Se intentarán recrear las condiciones del Big Bang haciendo colisionar partículas subatómicas unos treinta millones de veces por segundo. El “problema” para algunos sería que se crearan unos pequeños agujeros negros que se tragarían el mundo entero. Teniendo en cuenta que un agujero negro es un objeto supermasivo de pequeñas dimensiones (algo no muy grande, del tamaño de una estrella como el sol), pero de una masa de varios soles muy concentrada en un espacio más reducido, y sabiendo que lo que vamos a hacer chocar son partículas más pequeñas que protones y neutrones, la probabilidad de que la tierra desaparezca absorbida por un agujero negro es ciertamente pequeña. Aún así, parece que un juez de Honolulu decidió hace unos meses admitir a trámite una querella impuesta por un par de iluminados.

Poco va a poder hacer un juez de Hawai contra un proyecto internacional subvencionado por miles de millones de euros y dólares. Lo que sí van a conseguir es que cantidades ingentes de indocumentados se opongan (simplemente de forma simbólica, claro, aunque perjudicando la reputación de miles de científicos) a la mayor máquina jamás construida por el hombre. Ya hay incluso quienes recomiendan permanecer en la ignorancia a cambio de no experimentar “por si pasa algo”. Todo esto me recuerda inevitablemente a los que claman por “no remover el pasado” cuando se mienta la posibilidad de que se reconozca que, a lo mejor, el franquismo no fue una época de extrema placidez para toda España.

Paradójicamente, lo peor que podría ocurrir en el LHC es que no ocurriera nada. Que no se detectara nada. Una de las metas del experimento es encontrar el Bosón de Higgs, que explicaría de dónde proviene la masa de las partículas. Sin embargo tampoco hay por qué terminar mandando a la mierda un acelerador de partículas de 27 kilómetros de recorrido solo porque no encontremos una partícula que a alguien se le ocurrió una vez que si existiera lograría cuadrar la teoría desarrollada hasta entonces. Para empezar, y aunque se haya gastado un dineral en aquello, nos sirve para confirmar o descartar la teoría. Y luego… bueno, ahí dentro se va a superar la temperatura que hay dentro de las estrellas. Es una gran oportunidad para estudiar la fusión nuclear, la que de momento existe, no los trucos de magia que nos ofrecen el paraíso de donde siempre mana vino de las fuentes y las personas tienen el culo luminoso.

El fin del mundo, en contra de lo que muchos creen, no vendrá de una gigantesca explosión, ni por la colisión de dos galaxias, ni por un meteorito asesino, ni siquiera por los discos de El Canto del Loco. Es un final mucho más humano, aunque habría que precisar que no sería el fin del mundo como tal, ni del sistema Gaia, ni de la biosfera. Afrontamos la desaparición de nuestra cultura, de nuestra civilización, por confiar simplemente en la “mano invisible” del capitalismo que tiende a equilibrar los mercados, o en otras palabras, por creer que el mundo es infinito.

Pero esta historia la contaré a su debido tiempo…

lunes, 2 de junio de 2008

De elfos y orcos

Me encuentro en Público con una interesante entrevista al historiador israelí Shlomo Sand. Importante recordar su procedencia (Israel) por cuanto dice: “El pueblo judío es una invención”. Bueno, el pueblo judío, y el francés, y el español… Sí, todo es una puta invención porque descendemos de organismos unicelulares que se mezclaron con otras células que pasaron a formar mitocondrias y todo eso…

Los más listos dirán que han descubierto que Michael Jordan es negro. Pero lo cierto es que han descubierto que Michael Jordan es cristiano. A esto exclamarán los fundamentalistas que es imposible, puesto que es negro. Joder, los cristianos son blancos y los negros juegan al baloncesto. Puede que todo esto sea casual, y si lo es, se acabó el negrocio, amigos (festival del humor).

Y en realidad el negocio es muy muy lucrativo. Imagínate, un día alguien coge un libro de ficción, más bien fantástico y un poco gore, y lo lee. Es un libro bastante conocido, casi como ese del carpintero que hace milagros. Y decide que lo cuenta el libro es histórico. Es decir, los orcos expulsaron a los elfos de sus mundos hace muchos muchos siglos, y ahora los elfos quieren regresar de donde los expulsaron, que es un sitio que puede llamarse, por ejemplo, Palestina. El problema grande surge cuando los orcos no quieren irse de su tierra, dicen que nunca expulsaron a nadie, y además les jode que les llamen orcos. Y es que los orcos, en realidad tienen razón. Aunque el problema todavía se agrava más cuando los orcos han leído otro libro fantástico que dice que los elfos con unos usureros, y se han enriquecido de esa forma, y además tienen una nariz enorme, y por ello, y porque prefieren otro libro al suyo, hay que acabar con ellos.

Aunque el lío, cuando se lía gorda, es cuando los elfos, que nunca han pisado ese lugar que llaman la Tierra Prometida, deciden irse a vivir a las casas de los orcos. Y luego se dedican a pegarse tiros unos y otros. Personalmente me jodería que alguien, no ya entrase en mi casa para vivir, sino que me expulsase de ella. Está encima la vivienda como para ir dando sustos.

Todo esto también me recuerda a cuando Peter Griffin quiere que su hijo se vuelva muy inteligente y haga mucho dinero. Para ello decide convertirle al judaísmo. Como si me embetuno la cara para ir a jugar al baloncesto, oiga. Eso se lo dejo al ADN de mis células y mitocondrias. Eso sí, si eres sudamericano, ya sabes que unos días tienes que montar en bici, y los otros días tienes que oler bien, pero nunca se te ocurra plagiar a Faulkner, a ver si va a tener que venir la Guardia Civil.



Y si quieres, cómprate el traje y vete a preguntar a alguien que por qué mató a su mujer. O regálaselo a Benedicto, que le haga juego con el tricornio.